domingo, 2 de septiembre de 2012



IQUIQUE EN LOS TIEMPOS DEL PERÚ

Después de la Batalla de Maipú en 1818 y la Independencia de Chile y la proclamación de José de San Martín como Protector del Perú, no cambió mucho la situación del sur del Perú y por ende de Iquique que permanecía leal a la corona española.

En 1821 San Martín bloqueó todos los puertos y caletas de esta zona, la aldea de Iquique fue sitiada por el bergantín “Belgrano”. El bloqueo del puerto duró hasta noviembre de 1822, el primero de su historia y terminó con el desembarco e invasión del ejercito libertador. La anarquía posterior profundizaron los problemas en el caserío. Correspondería a una zona de inseguridad de forma tal que en 1824 parte del ejército español que venía de Alto Perú, embarcó por Iquique rumbo a Chiloé. Posteriormente, hubo fuertes enfrentamientos, entre un sector del ejército Peruano destacado en la zona con fuerzas leales al gobierno central, por la designación de Simón Bolívar como Presidente Vitalicio. Producto de todo ésto la población optó por abandonar la aldea. En 1827 una expedición francesa que recorrió desde Mejillones hasta Ilo, describiendo la zona y pueblos, no hace referencia alguna a la existencia de Iquique.

RENACIMIENTO

Resurge en 1828, ese año el gobierno del Perú autoriza la exportación de desmontes de la vecina mina de plata de “Huantajaya” y además el presidente del Perú La Mar autoriza a Juan Alba para explotar y exportar salitre. Esto permitió que a partir del 1830 se restaurara la Aduana. Se exportaron ese año más de 800 toneladas de nitrato. Cuatro años después se sextuplicaría. En 1833 la población superaba ya los 600. En 1826 los británicos George Smith y William Bollaert se relacionaron a la industria salitrera y prepararon el primer mapa general de la Provincia y se radicaron por años en Iquique.

En 1835 Charles Darwin visita la ciudad de Iquique describiéndola como un poblado mínimo y recorre las salitreras.

UN IQUIQUEÑO EN TIEMPO DEL PERÚ.

RAMON CASTILLA. Oriundo de la provincia, nació en Tarapacá, fue el primer gran benefactor de Iquique, tuvo una destacada actuación en la independencia del Perú. Bajo su protección, Iquique fue reconocido como Puerto Mayor. Castilla fue Presidente del Perú en más de una ocasión.

SALITRE.

En 1856 los ingresos derivados de la exportación del salitre en Iquique superaron las 900 mil libras esterlinas, un año después superaba los tres millones, del total de los envíos, al menos las 2 terceras partes de este salitre se vendía en Valparaíso.

 ¡¡ Ya Iquique había partido, ya éramos una República !!


DICHATO... Eduardo Vega Alfaro

martes, 31 de julio de 2012



EDUARDO VEGA: Historias de un Hombre Sabio

La Estrella de Iquique, Viernes 20 de Julio 2012. Escrito por Juan José Podestá B.

Con 86 años de edad, este profesor normalista forma parte del inventario histórico de la región.

El profesor normalista Eduardo Vega Delgado (86) habla nítido, se peina a la gomina y es dado a las frases para el bronce; pero no por pose, sino porque es parte de una época en que los maestros provenían de una raza extinguida: esa que consideraba que un alumno debía encontrar una respuesta certera de parte de su preceptor. A una pregunta de un niño, una respuesta que en pocas palabras resumiera un mundo, un estilo de vida, una visión.
Por ello, lo primero que dice Eduardo cuando llegamos es “ vamos a hablar de los profesores normalistas … un gran tema”. Luego sonríe. “ Tendrá que ser paciente, mi historia es larga, advierte Eduardo, octogenario de baja estatura, moreno y ojos algo achinados.

Un Tacneño Chileno

Eduardo nació el 13 de Octubre de 1925 en Tacna, cuando la ciudad era chilena. En 1929, y con un plebiscito de por medio, Tacna pasó a ser parte integral del Perú. Por orden gubernamental, la familia Vega, y todas las que optaron por la nacionalidad chilena, salió del Perú.

“Me dolió salir, tengo recuerdos muy lindos” cuenta el entrevistado que tiene 2 hermanos. La familia se trasladó a La Serena, luego a Arica y tiempo después a Iquique. Eduardo tenía 7 años.

Irónicamente, la calle donde la familia vivió los primeros meses fue Tacna, actual Obispo Labbé. A los meses el barrio El Morro recibió al familión. “Yo soy morrino de cepa, pasaba bañándome y mi mamá nos silbaba para almorzar. Fue una infancia pintoresca, de respeto por los mayores y el mar”, recuerda Eduardo.

Siendo estudiante de la escuela Santa María, postuló a los doce años a la Escuela Normal de Copiapó. Lo aceptaron. Corría 1938.

La Normal

Un buen día su padre lo subió al tren Longitudinal Norte - el famoso Longino – y lo encargó a una familia hasta llegar a Copiapó. Una vez en la Escuela Normal, el bisoño estudiante se encontró con un mundo nuevo: compañeros de todas partes de Chile, la maravilla de los libros, la sabiduría de sus maestros y por supuesto la amistad de sus pares.

“Un día estaba lloviendo y el profesor ve que todos los de Arica e Iquique estábamos maravillados con eso. Dice, “a ver los indios nortinos párense, vengan conmigo al patio a mirar la lluvia”. Esas cosas eran muy lindas. La disciplina rígida pero amorosa que se inculcaba”, manifiesta Vega sentado en un sillón y con cara de estarlo pasando muy bien contando su historia.

“ 1944 fue el año más feliz de todos, cuando nos dieron el título de profesores normalistas. Siempre quise ser profesor. Y en Iquique”, recalca Eduardo.

Luego de la titulación todo el curso fue a Santiago, en un tradicional viaje propiciado por la dirección de la Normal. En una entrevista con un funcionario del Ministerio de Educación, se les dio la posibilidad a los jóvenes de definir su destinación. Eduardo quiso Iquique, pero no había vacantes. Sin embargo, la amistad con un funcionario le dio la posibilidad de hacer clases en nuestra ciudad.

Difícil comienzo

“Mi primera destinación fue la Escuela 16 de El Colorado. Los niños llegaban con cuchillo y la ropa de trabajo llena de sangre porque trabajaban en el Matadero. Es que se pasaban del trabajo a la escuela”, relata divertido nuestro protagonista.

Lo anterior lo condimenta con una anécdota: - Encargué una tarea. Al día siguiente dije que todos sacaran sus cuadernos para ver lo que habían hecho. Uno de los niños, un macizote, se levantó, clavó el cuchillo en la mesa y dijo ¿qué tarea profesor Vega?. En vista de las circunstancias le dije que para él la tarea sería para el día siguiente.

Nuevo comienzo

Finalmente, y en vista del complejo ambiente, Eduardo decidió buscar otra escuela. Los contactos le permitieron llegar a la Escuela 4, cuyo director era el recordado Carlos Salas Ávila. Hice clases a un sexto de humanidades. El más chico del curso era yo”, revela este hombre de vasta experiencia en las aulas. Estuvo casi 16 años impartiendo clases en la Escuela 4. En 1958 fue seleccionado para un curso de formación de directores en la Escuela Normal Abelardo Núñez, la más antigua de Latinoamérica – ubicada en Santiago -, que duraba un año.

Al volver a Iquique tuvo la suerte de que el puesto de Director de la Escuela 4 estaba vacante. Consiguió el puesto, y estuvo en él hasta 1994, año en que jubiló.

En todo ese tiempo este profesor realizó no pocas acciones. Fundó el Coro del Magisterio y fue quién realizó las acciones para crear la villa Magisterio, a través de una cooperativa, en la década del sesenta. Sus características como dirigente le llevaron a ser presidente del Círculo de Directores de Escuelas de Iquique, y en la década del 70 fue nombrado por el general Pinochet presidente de la filial provincial del Colegio de Profesores (que antes del golpe militar se llamaba Unión de Profesores de Chile.

Legado

En los 90 y ya jubilado, Vega fue dirigente poblacional, y creó el Coro de Profesores Jubilados, que dirige el profesor Bernardo Ilaja.

¿Cuál cree que será su legado?

Mi legado lo vivo cada vez que salgo a la calle y alguien, muchas veces mayor que yo, me dice “¿profesor todavía camina?”. Me abrazan francamente, me estiman y respetan. El remedio de todo está en la Educación, y si bien quizás no se vuelva a las Escuelas Normales, debería haber un estamento educativo serio.

De mi cosecha…

A mi padre le faltó decir que fue casado por más de 50 años con Elba Alfaro Rojas, profesora normalista, Directora de la Escuela Nº 14, mujer maravillosa que me enseñó a vivir agradecida de la vida y que tuvieron 4 hijos: Isabel –profesora, Alexandra-Dibujante Técnico, Eduardo (Dichato)-Médico y Ledda(Vaca Sagrada)-Ingeniero Comercial.

En la foto: Ledda, Isabel, Eduardo papá, Eduardo hijo, Alexandra.

lunes, 2 de julio de 2012

Iquique, Tierra de Campeones

PREHISTORIA E IQUIQUE COLONIAL

Iquique ha tenido diversas denominaciones a lo largo de su historia. Conocido como puerto de Tarapacá, Icaiza, Ique-Ique o Nuestra Señora de la Concepción de Ique-que,  sólo a inicios del siglo XIX adquiere su actual nombre.

El significado del vocablo Iquique es igualmente variado. Investigadores locales señalan su origen aymara, significando "sueño" y "cama", debido a que los habitantes de la precordillera sufrían las consecuencias del cambio de altura entre aldea y puerto que los obligaba a dormir. Otros, también basándose en la lengua altiplánica, afirman que nombre del puerto significa "acto de soñar o descansar".
Lo cierto es que el significado exacto del nombre de la ciudad es tan confuso como su origen.

La presencia humana en el actual enclave se remonta a miles de años. Hace más de cuatro mil años, tribus nómades y semi sedentarias se asentaron desde la playa El Colorado, por el norte, hasta El Molle, por el sur. En Bajo Molle se han constatado ocupaciones de más de cuatro mil años de antigüedad.

PINTADO: Figuras Pre Hispánicas



La actividad del caserío indígena no varió mayormente una vez iniciada la conquista española, al menos hasta 1556. 

Mientras Huantajaya recibía a miles de personas deseosas de fortuna, la actividad del naciente puerto de Iquique se limitaba al envío a Arica de brea para embadurnar las badanas del azogue y de los odres, pescado seco y guano, explotado en la isla Serrano por un grupo de indígenas y esclavos negros.

En 1681 un navegante inglés, de paso por el puerto, lo describía como un caserío de veinte casas habitado por no más de cincuenta personas. Tiempo después, en 1753, la revista de indios del corregimiento de Arica registraba en el puerto solo 27 indígenas, tan pobres que ni siquiera estaban en condiciones de pagar tributos. Y es que motivos para no vivir en el Iquique colonial sobraban. Un factor determinante era la extrema sequedad del entorno y ausencia absoluta de agua, obligando a transportarla desde Pisagua o Arica, siendo vendida a precios exorbitantes.

Arquitectura Colonial en Sarmenia Iquique


La lejanía de los centros de distribución de alimentos era también fundamental, tanto como la dependencia del puerto de la vecina ciudad de Arica, puerto mayor desde mediados del siglo XVIII y punto obligado de fiscalización y embarque de todos los productos con destino a Iquique. 

Por otro lado, la escasa protección policial y militar, hacía que la ciudad fuese vulnerable a ataques de piratas o conmociones interiores.  En 1600 Oliverio van Noort saqueó el pueblo, incluida su capilla; en 1781, a raíz de la revolución de Tupac Amaru, la población extranjera residente en el interior se refugió en Iquique a la espera de un barco que los alejase de la zona, mientras eran hostilizados por los indígenas sublevados. La situación se repetiría en 1808, a raíz de una insurrección militar de un comandante español en Tarapacá, y en 1815, como consecuencia de la rebelión indígena en Tarapacá liderada por el cacique Choquehuanca. 

El reducido número de habitantes en el Iquique colonial puede también entenderse por las continuas epidemias que asolaron Tarapacá en 1717, 1758 y 1804. Este último año la fiebre amarilla causó la muerte de catorce residentes en el puerto, obligando al resto de la población a marcharse.


Cementerio de túmulos y fosas en la costa sur de Iquique, localidad de Chipana.


Un informe de 1806 reporta una población de apenas cuarenta personas; tres año después el número de habitantes había subido a cien, distribuidos ya entonces en los dos barrios más representativos de la ciudad: La Puntilla (extranjeros) y El Morro (indígenas y mestizos) El poco atractivo de vivir en Iquique queda demostrado con el hecho de que, tras la decadencia de Huantajaya, a mediados del siglo XVII, el puerto no absorbería siquiera una parte mínima de su población, manteniéndose esta constante (no más de cien habitantes) durante más de dos siglos.

*****[Primera Parte: Prehistoria e Iquique Colonial]*****



DICEN QUE SER IQUIQUEÑO ES UN PRIVILEGIO

Quiénes hemos nacido en esta tierra estamos enamorados de ella y sus alrededores, por lo que deseamos compartirlo con ustedes. Una de las finalidades de Dunas Sagradas: Iquique.
Ledda (Vaca Sagrada) y Eduardo (Dichato) desean compartir sus recorridos por esta zona tratando de mostrar lo tradicional y lo no tan tradicional, como el Puente El Lagarto.


DIOS ES IQUIQUEÑO. IQUIQUE, TIERRA DE CAMPEONES.

jueves, 7 de junio de 2012

La Búsqueda del Lagarto

Desde hace muchos años tengo en mi poder una foto original de una obra de ingeniería que me resultó increíblemente espectacular y que no sabía dónde estaba, la foto del  puente “El lagarto”. A continuación les relato mi expedición...






Por años busqué este puente, recorriendo la pampa y siguiendo líneas de tren, de pronto en un libro que me regaló mi hija aparecía un mapa salitrero y en el salía un  cerro llamado El Lagarto y estaba al lado de unas de las líneas del ferrocarril abandonado entre Huara y Caleta Buena, y me recorrí la zona en Google Earth dándome cuenta que existían varios ramales de este ferrocarril y me encontré con esta imagen:







Los pilares de lo que podría ser el puente


Rápidamente decidimos aventurarnos e irnos de viaje para intentar internarnos en la zona y llegar al punto que buscábamos. Partimos con el equipo de exploración, éste se conformaba por 3 generaciones: Vaca Sagrada (Ledda), mi hermana; Indiana Jones (Diego) y Ratón Cola Larga (Joaquín), mis hijos; Batman (Tomás), mi nieto; y yo, Dichato (Eduardo).

Un domingo temprano rumbo a Huara (70 kms. de Iquique) y de ahí hacia la costa para encontrar los restos del probable puente. Esta vez quiero compartir las fotos de lo hallado:












Parte de la Historia



En la historia de los ferrocarriles de la zona salitrera hubo una gran lucha por mantener ciertos monopolios que determinaban, precios muy altos, frente a la necesidad de llevar la producción a los puertos de embarque para llevarlo a otros países.  El nombre de Nitrate Railways Co. Ltda. era el de la empresa que tenía el monopolio. La competencia que le presentaban los ferrocarriles de Agua Santa y de Junín, a partir de 1894 le obligó a reducir algunas de sus tarifas. Los ferrocarriles de competencia tenían rutas más directas a los puertos, pero cayeron víctimas de la caída catastrófica de la industria salitrera tarapaquense en 1930.


El gobierno peruano se dio cuenta que la construcción de ferrocarriles era crítica para el desarrollo de la industria salitrera y optó a favor de la efectuada por don Ramón Montero y Hermanos. La concesión de los hermanos Montero llevó como fecha el 11 de julio de 1868. Una de las cláusulas del documento legal correspondiente especificó que "Durante el término del privilejio (que era de 25 años) no se permitirá establecer otro ferrocarril entre el puerto de Iquique i las salitreras de la Noria en la provincia de Tarapacá".


El 18 de mayo de 1869, recibieron Ramón Montero y Hermanos una segunda concesión, esa vez para poder construir y explotar un ferrocarril entre "el puerto de Pisagua I, Zapiga I, Sal de Obispo I y demás salitreras del norte de la provincia de Tarapacá hasta Pampa Negra y Negreiros en el sur".


Ya durante el gobierno chileno, durante el gobierno del Pdte. José Manuel Balmaceda se emitió, el 13 de septiembre de 1889, un fallo donde se rompía la exclusividad gozada hasta ese momento por el Ferrocarril Salitrero y sus antecesores.En la Oficina Agua Santa se decidió enviar su producción directamente a un punto en la costa más directo, llamada Caleta Buena. La Compañía de Salitres y Ferrocarril de Agua Santa fue constituida en 3 de noviembre de 1890, y en ella se reunieron las funciones de la construcción y futura explotación de ese ferrocarril con la explotación de la oficina de Agua Santa. Llegaron a formar parte de la Compañía varias oficinas (Abra, Primitiva, Agua Santa, Valparaíso e Irene), pero además de atender al tráfico de esas, el ferrocarril también llevó el tráfico de terceros (como la Josefina, la Progreso y la Rosario de Huara). La construcción terminó el 19 de septiembre de 1890 y en la inauguración estuvo presente su constructor, Santiago Humberstone.


Después de muchos años, caminos de tierra y mucha chusca nos reencontramos con El Lagarto.








Espero que nuestra historia les haya gustado.


"Dichato"