lunes, 2 de julio de 2012

Iquique, Tierra de Campeones

PREHISTORIA E IQUIQUE COLONIAL

Iquique ha tenido diversas denominaciones a lo largo de su historia. Conocido como puerto de Tarapacá, Icaiza, Ique-Ique o Nuestra Señora de la Concepción de Ique-que,  sólo a inicios del siglo XIX adquiere su actual nombre.

El significado del vocablo Iquique es igualmente variado. Investigadores locales señalan su origen aymara, significando "sueño" y "cama", debido a que los habitantes de la precordillera sufrían las consecuencias del cambio de altura entre aldea y puerto que los obligaba a dormir. Otros, también basándose en la lengua altiplánica, afirman que nombre del puerto significa "acto de soñar o descansar".
Lo cierto es que el significado exacto del nombre de la ciudad es tan confuso como su origen.

La presencia humana en el actual enclave se remonta a miles de años. Hace más de cuatro mil años, tribus nómades y semi sedentarias se asentaron desde la playa El Colorado, por el norte, hasta El Molle, por el sur. En Bajo Molle se han constatado ocupaciones de más de cuatro mil años de antigüedad.

PINTADO: Figuras Pre Hispánicas



La actividad del caserío indígena no varió mayormente una vez iniciada la conquista española, al menos hasta 1556. 

Mientras Huantajaya recibía a miles de personas deseosas de fortuna, la actividad del naciente puerto de Iquique se limitaba al envío a Arica de brea para embadurnar las badanas del azogue y de los odres, pescado seco y guano, explotado en la isla Serrano por un grupo de indígenas y esclavos negros.

En 1681 un navegante inglés, de paso por el puerto, lo describía como un caserío de veinte casas habitado por no más de cincuenta personas. Tiempo después, en 1753, la revista de indios del corregimiento de Arica registraba en el puerto solo 27 indígenas, tan pobres que ni siquiera estaban en condiciones de pagar tributos. Y es que motivos para no vivir en el Iquique colonial sobraban. Un factor determinante era la extrema sequedad del entorno y ausencia absoluta de agua, obligando a transportarla desde Pisagua o Arica, siendo vendida a precios exorbitantes.

Arquitectura Colonial en Sarmenia Iquique


La lejanía de los centros de distribución de alimentos era también fundamental, tanto como la dependencia del puerto de la vecina ciudad de Arica, puerto mayor desde mediados del siglo XVIII y punto obligado de fiscalización y embarque de todos los productos con destino a Iquique. 

Por otro lado, la escasa protección policial y militar, hacía que la ciudad fuese vulnerable a ataques de piratas o conmociones interiores.  En 1600 Oliverio van Noort saqueó el pueblo, incluida su capilla; en 1781, a raíz de la revolución de Tupac Amaru, la población extranjera residente en el interior se refugió en Iquique a la espera de un barco que los alejase de la zona, mientras eran hostilizados por los indígenas sublevados. La situación se repetiría en 1808, a raíz de una insurrección militar de un comandante español en Tarapacá, y en 1815, como consecuencia de la rebelión indígena en Tarapacá liderada por el cacique Choquehuanca. 

El reducido número de habitantes en el Iquique colonial puede también entenderse por las continuas epidemias que asolaron Tarapacá en 1717, 1758 y 1804. Este último año la fiebre amarilla causó la muerte de catorce residentes en el puerto, obligando al resto de la población a marcharse.


Cementerio de túmulos y fosas en la costa sur de Iquique, localidad de Chipana.


Un informe de 1806 reporta una población de apenas cuarenta personas; tres año después el número de habitantes había subido a cien, distribuidos ya entonces en los dos barrios más representativos de la ciudad: La Puntilla (extranjeros) y El Morro (indígenas y mestizos) El poco atractivo de vivir en Iquique queda demostrado con el hecho de que, tras la decadencia de Huantajaya, a mediados del siglo XVII, el puerto no absorbería siquiera una parte mínima de su población, manteniéndose esta constante (no más de cien habitantes) durante más de dos siglos.

*****[Primera Parte: Prehistoria e Iquique Colonial]*****



DICEN QUE SER IQUIQUEÑO ES UN PRIVILEGIO

Quiénes hemos nacido en esta tierra estamos enamorados de ella y sus alrededores, por lo que deseamos compartirlo con ustedes. Una de las finalidades de Dunas Sagradas: Iquique.
Ledda (Vaca Sagrada) y Eduardo (Dichato) desean compartir sus recorridos por esta zona tratando de mostrar lo tradicional y lo no tan tradicional, como el Puente El Lagarto.


DIOS ES IQUIQUEÑO. IQUIQUE, TIERRA DE CAMPEONES.

5 comentarios:

  1. Hermosa historia... cuanto esconderá nuestra historia, las nuestras propia y cuanto hay por entregar a las nuevas generaciones? Quiero ver cultura, donde se cuide tanto el patrimonio, como cultive el respeto por nuestras raíces.
    Muchas gracias! Saludos

    ResponderEliminar
  2. iquique y el norte están llenos de historias preciosas que la mayoria de la gente desconoce, ojalá papá algún día sea parte de alguna de tus historias en este blog, felicitaciones, me alegro mucho de que estes haciendo esto con la tía ledda. . . perdon vaca sagrada ajajajajaja

    maría josé vega rodríguez

    ResponderEliminar
  3. Querida sobrina, ya te tocará.... para el verano tenemos que ir a Huatacondo, anotada... Vaca Sagrada.

    ResponderEliminar
  4. Me anoto también para Huatacondo, y vemos si sale algún otra historia digna de escribirse acá. Muy interesante la primera parte del relato, en especial llamó mi atención el cambio sustancial de habitantes entre ayer y hoy; de 27 indígenas, a 250.000 pelagatos aproximadamente. Muy buen blog, espero sigan bien motivados en este genial proyecto.

    Cristián.

    Pd: Me gustó la foto de la vaca sagrada con Dichato, muy propicio con el tema del blog. Hablando de la prehistoria Iquiqueña y sus entornos físicos, y el parcito en Fantasilandia jajajaja.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno hijo, eso es parte de nuestra integridad, iquiqueños aún en Fantasilandia.
      Anotado para Huatacondo, debemos planificarlo muy bien, Dichato tendría que conseguirse un par de vehículos.
      Vaca Sagrada

      Eliminar